flores

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martes, 4 de octubre de 2011

No corrían buenos tiempos cuando Pepita y Rafael se casaron,
eran los años 30 casi en plena guerra civil solo se pudieron casar por lo civil, las iglesias estaban casi en ruinas ,no había otra opción,
Pese a la oposición de la familia de Rafael.
El era de familia acomodada o eso parecía, ella humilde de padre aristócrata desheredado por casarse con la mujer que quería.
Una pareja preciosa, ella, morena con los ojos verdes color uva, los labios rojos sin pintura, decía que era lo mas bonito que tenia, !y que tipo!.
El moreno de ojos castaños siempre con sus gafas de sol.
Nació su primer hijo una niña que según ella era como un ángel , sacó el color de sus ojos.
No duró mucho la felicidad, se juntaba todo en aquellos días, la guerra, la falta de trabajo con un futuro incierto, y la hija a la que el padre adoraba enfermó lo que pareció en un principio que era un catarro, se convirtió en una pulmonía, el medico que la vio era una eminencia en aquella época pero con la niña no acertó en absoluto.
Murió la niña de sus ojos y tanto lloró Rafael que le salieron llagas en los ojos.
La guerra seguía muerte entre hermanos y padres por unos ideales que nadie entendía.
El padre de Pepita desapareció, fueron a buscarle un día a su casa los que se hacían llamar !rojos!
nunca más le volvieron a ver fue fusilado sin más.
En el año 1936 nació su segundo hijo, un niño muy guapo con ricitos rubios al que la gente por la calle cuando su madre le sacaba a pasear se paraban para mirarle y preguntaban si podían darle un beso, a lo que la madre se negaba siempre que podía pues se decía que había quien echaba mal de ojo y siempre lo evitaba.
Al cabo de unos pocos años no recuerdo si 4 ó 5 nació el segundo hijo de la pareja, morenito y delgado.
Rafael era culo de mal asiento y le gustaba mucho la aventura ¿ya tenia un buen trabajo, para que cambiar?, no cambiarían de trabajo pero si de ciudad, pidió el traslado y se marcharon todos a Velez Rubio (Almeria.)
Ahí nació su tercer hijo una niña rubia con los ojos verdosos no como su madre, como esos no había otros.
En Velez Rubio la vida seguía tranquila, tuvieron unos años muy buenos, eran amigos de las mejores familias, siempre eran invitados a fiestas que se celebraban en los cortijos, un ricachón del pueblo fue el padrino de la niña.
Pero se cansó, y había que cambiar de sitio.
Siguiente traslado a Melilla, si no había otro sitio mas lejos.
En Melilla nacieron su cuarto hijo que fueron dos, mellizas, dos morenitas chatas a mas no poder, como sus tías paternas.
Vivían bien, con tanto niño tuvieron que buscar alguien que ayudara en la casa.
Y así pasaron 7 años y....... era mucho para Rafael era hora de cambiar de sitio.
Nuevo traslado esta vez cerca de Madrid, un pueblo al que se trasladó toda la familia muy a pesar de la hija la tercera la flacucha que vivía muy feliz en Melilla con un montón de amiguitos a los que tubo que dejar llorando sin desconsuelo, echaría tanto de menos su terraza desde donde se veía el mar, y los parques con estanque llenos de patos, y los paseos por la avenida, los baños en la playa cuando iba toda la familia y ella se bañaba en braguitas, con una pamela y sus flacas trenzas, !como lo echó de menos cuando llegaron al pueblo y asomada al balcón solo veia tejados
con musgo entre las tejas,!como lo echó menos! tanto fue que enfermó, no era nada serio pero cada vez que eso ocurría había que llamar al cura del pueblo por que ella decía que se moría, tenia solo 8 añitos.
Se cambiaron de casa, esta tenia un jardin y alli parece que cambio algo su vida, plantaba semillas y cada dia salia a ver si asomaban por la tierra.
Al cabo de unos años otro cabio, Madrid,(ya tocaba).
La vida transcurrió placidamente pero , un par de años despues, Rafael murió y todo cambió.
El hijo mayor se habia casado ya, el segundo se fué a Palma de Mallorca, una de las mellizas tambien estaba casada, y esperaba su primer hijo, y Pepita se quedó con dos de sus hijas.
Pero Pepita murió algunos años después dejando a sus dos hija solas como la una, triste muerte
lo que nadie se pensaba que ocurriría, también la tocó a ella, como a tanta y tanta gente le toca.
La vida sigue aunque no queramos, aunque tengas el alma partida a los tres días tienes que volver al trabajo, a la rutina, pero sin ella.
ESTOS SON MIS PADRES

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